Motivaciones del voto a Cambiemos: ¿lo que hizo o lo que hará?

por Lucas Klobovs 10/03/2017

El 2017 apenas consumió sus primeros dos meses. Los últimos argentinos que salieron de vacaciones inician el regreso, el fútbol tiene fecha de inicio y mal que mal las clases deberían empezar próximamente. No obstante, a pesar del reciente despertar del 2017, la política ya se encuentra en plena ebullición. Si bien restan seis meses para las próximas elecciones PASO, la campaña electoral ya está en marcha: el kirchnerismo acusó al macrismo por el acuerdo del Estado con el Correo, el massismo criticó al gobierno por el cambio en el cálculo de la actualización de las jubilaciones y el PRO tuvo reuniones con la UCR para articular Cambiemos en diferentes provincias.

Si bien es prematuro medir escenarios electorales, es posible evaluar indicadores electorales indirectos como intención de voto según oficialismo u oposición. En la encuesta del mes de febrero de Poliarquía Consultores, se observa una relativa paridad, a nivel nacional, del voto hacia el oficialismo y la oposición. El transcurso de los meses irá moldeando el estado anímico de los argentinos y, consecuentemente, sus preferencias electorales.

Mientras tanto, resulta oportuno analizar las eventuales razones de voto hacia una u otra opción. En los párrafos siguientes nos concentraremos únicamente en el voto hacia el oficialismo.

Entre las diversas teorías explicativas del voto, hay una de carácter binario que hace eje en la temporalidad. El llamado voto retrospectivo otorga un lugar preponderante en la red motivacional del voto al desempeño del gobierno en ejercicio: si es positivo, aumentan la chances de sus candidatos y si es negativo, disminuye. En sentido inverso, el voto proyectivo pone el acento en las expectativas futuras: se vota de acuerdo no a lo que ya ha pasado, si no en virtud de lo que se cree que pasará. A través de técnicas estadísticas es posible identificar y jerarquizar las razones que explican el eventual voto hacia Cambiemos.

Por medio de una regresión logística se buscó identificar el peso de cuatro variables en la decisión de voto a Cambiemos. Las primeras dos variables forman parte del voto retrospectivo: evaluación de la situación actual del país, evaluación retrospectiva del país; mientras que las ultimas se encuadran en las razones del voto proyectivo: evaluación proyectiva del país y evaluación proyectiva de la situación económica.

Según los resultados de la regresión, si hoy fueran las elecciones los argentinos que se inclinasen por el oficialismo, lo harían en primer lugar fundamentado en la esperanza de que el país esté mejor el próximo año. En segundo lugar, porque creen que la economía mejorará hacia fin de año. En tercer lugar, porque creen que el país mejoró respecto al año pasado y, por último, porque creen que la situación actual del país es positiva.

Tabla 1: Peso de las variables en la decisión del voto

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Esto quiere decir que quienes optarían por candidatos de Cambiemos lo hacen, en mayor medida, por la esperanza que les genera la actual administración: los dos primeros motivos de voto forman parte de lo que se llamó líneas arriba voto proyectivo y ambas variables explican el 66% de la decisión del voto. Aquellos que se inclinan por Cambiemos, si hoy fuesen las elecciones, creen que, más allá de los errores y aciertos del Ejecutivo nacional y de los problemas que pudieran surgir, en un futuro cercano la situación del país mejorará. Creen y están convencidos de un mañana mejor con la actual administración.

Esta sustentación del voto de Cambiemos tiene fortalezas y debilidades. Entre las primeras, se destaca el logro de persuadir a los argentinos de que el país estará mejor en un futuro próximo. Tener en el horizonte ese mañana anhelado es lo que permite acompañar y entender las decisiones antipáticas que tuvo que tomar el gobierno. “Las medidas nos duelen pero es lo que tenemos que hacer para estar mejor” suele ser el argumento comunicacional del gobierno ante determinadas decisiones.

Por el contrario, la debilidad se centra en el propio mensaje: que la esperanza de un país mejor no se trasluzca en realidad. A medida que se acerquen las elecciones, si el gobierno no puede mostrar logros concretos que puedan ser palpados por el ciudadano (especialmente en el tema económico), la oposición tendrá la oportunidad de argumentar que la bonanza prometida no llegará nunca.

Si el equipo de campaña del oficialismo es capaz de incrementar el optimismo social de cara al próximo año y si, además, logra que nuevos sectores le reconozcan más logros a la actual administración, su triunfo puede ser más factible. Por el contrario, si la opinión pública comienza a detectar nubarrones en el futuro del país, la balanza podría inclinarse a favor de la oposición. Este dilema será parte central de la dinámica electoral en los próximos meses.