Evaluación de la gestión de Mauricio Macri frente a los holdouts

18/07/2016

De acuerdo a la última encuesta de Poliarquía Consultores para La Nación, el 53% de los encuestados evaluó positivamente (30% “bien” y 23% “muy bien”) la gestión que están llevando adelante el Presidente y su equipo con los bonistas en Estados Unidos.

Las negociaciones con los holdouts fueron una pulseada clave en el gobierno de Cristina Kirchner y continúan siéndolo en el de Mauricio Macri. Según un sondeo telefónico realizado este mes por Poliarquía Consultores, el 53% de los encuestados evaluó positivamente (30% “bien” y 23% “muy bien”) la gestión que están llevando adelante el Presidente y su equipo con los bonistas en Estados Unidos.

Un año atrás, esa encuestadora hizo exactamente la misma pregunta sobre las negociaciones que estaban realizando Cristina Kirchner y su equipo, encabezado por el entonces ministro de Economía Axel Kicillof, y el resultado fue un intenso contraste, con un 38% de respuestas positivas.

En tanto, el 23% de los consultados consideraron que es negativa la forma en que está manejando Macri la situación, contra el 32% que recibió la ex presidenta en la misma pregunta hace un año. Luego, el 15% se ubicó, en esta ocasión, en una posición intermedia, “regular”, y el 11% no supo qué responder al respecto.

“Está claro que hay un apoyo generalizado a cerrar el tema con los holdouts; más allá de que la gente tiene un rechazo hacia la forma de hacer negocios de los bonistas, entiende que hay un fallo y que la función del Gobierno es solucionar los temas y no quejarse”, afirmó a la nacion Alejandro Catterberg, director de la consultora.

“Una solución definitiva de los holdouts, algo que Cristina Kirchner intentó durante años y no pudo, le podría resultar muy favorable a Macri desde el punto de vista de la opinión pública”, sintetizó.

La investigación arrojó, además, que el 61% consideró que un eventual acuerdo con losholdouts y una salida del default serían beneficiosos para el país (27% “muy”, 34% “bastante), aunque el 65% admitió que el Gobierno debería negociar una reducción de la deuda.

Asimismo, el 18% afirmó que se debería pagar al fondo en los términos actuales, mientras que el 10% mantuvo la postura de no abonar bajo ningún punto de vista.

Sin embargo, cabe destacar que, para los encuestados, el eventual beneficio que podría traer la conclusión del tema depende del nivel de aceptación sobre cómo se está manejando el Gobierno. Quienes evaluaron como “muy buena” la gestión de Macri creen en un 93% que el acuerdo traerá beneficios para la Argentina. En tanto, entre los que la calificaron de “regular”, la aprobación baja al 50 por ciento.

Finalmente, la encuesta recae sobre las razones por las que Cristina Kirchner no solucionó el problema con los fondos buitre. El 58% consideró que su gobierno “no tuvo verdadera vocación de hacerlo”, mientras que el 30% aseveró que las demandas de los acreedores truncaron cualquier acuerdo posible. En una llamativa contraposición, en 2013 el 53% consideraba que las demandas de los bonistas eran, en efecto, “excesivas”.

Llamado a negociar

“El estudio, si se lo lee correctamente, también demuestra que no era real que la mayor parte de la sociedad argentina estaba en contra de este tipo de negociaciones. Al contrario, sólo el 10% de la gente dice que este tema no hay que negociarlo. El 80%, incluso, pide: «Reducí el pago o pagalo como está, pero pagalo»”, afirmó Catterberg.

Con un principio de acuerdo entre manos y una hoja de ruta repleta de altibajos y tensiones, sobre todo desde 2014, año en que el juez Thomas Griesa tomó la causa, una victoria en este campo podría apuntalar directamente el nivel de aceptación de Macri y potenciarlo.

Si bien el apoyo al Presidente aún es elevado, un contexto económico complicado y varias medidas consideradas antipopulares parecen haber socavado, en parte, el envión que obtuvo en las urnas hace poco más de dos meses.

Por otro lado, concluir este capítulo abriría la puerta al país al crédito internacional, permitiría mayor presencia en organismos financieros internacionales e, incluso, podría destrabar algunas inversiones que tanto parece necesitar el Gobierno.

Fuente: La Nación