Eduardo Fidanza en “Terapia de Noticias”, LN+

11/02/2020

Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores, fue invitado al programa Terapia de Noticias, LN+, donde  dialogó con Francisco Olivera, Hernán Cappiello, Daniel Santa Cruz y Beto Valdez  sobre  la actualidad política Argentina.

FO: Quiero darle la bienvenida a Eduardo Fidanza. ¿Están midiendo a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner?

EF: Estamos midiendo como todos los meses en la encuesta nacional de Poliarquía. La encuesta del último mes arroja un dato sumamente interesante: hay una brecha entre la imagen del Presidente y la de la Vicepresidenta. Concretamente Alberto Fernández tiene una imagen positiva 18 puntos más alta que Cristina Kirchner, y una imagen negativa 25 puntos más baja. Si uno mira los datos comparados -y es algo que se ve en los gobiernos de Menem, de Néstor Kirchner, de Cristina, de Macri-, cuando alguien es nominado Presidente de la Argentina, al poco tiempo está alrededor de 20 puntos por encima de los votantes que tuvo. Esto es exactamente lo que le está pasando a Alberto Fernández.

FO: ¿Por qué es eso?

EF: En general, los Presidentes entrantes tienen una cierta moderación inicial, están en un momento de distensión. Las sociedades van renovando sus expectativas y las vuelven a depositar en el ganador de la elección. Entonces, comparativamente, a Alberto Fernández le está pasando lo mismo que a los anteriores Presidentes desde el punto de vista de la aprobación pública. Pero también debemos decir que él es un Presidente designado por la jefa del partido que tenía el capital político para designarlo. Cuando en mayo de 2019 un sábado amanecemos con la noticia, Alberto era Alberto pero no tenía votos ni tenía nivel de conocimiento suficiente. Nosotros lo conocemos, pero si uno iba al público en general tenía un 20% o 25% de desconocimiento.

FO: Pero si yo fuera a Alberto, le diría a Cristina “yo te lo traje a Massa”.

EF: Ahí hay una primera cuestión que tiene que ver con la visión de Cristina. Yo una vez sentado en este programa dije que la decisión de Cristina había sido tácticamente brillante. Ella tomó una decisión muy interesante, lo trajo a Alberto, Alberto lo trajo a Massa, a los gobernadores, y compusieron una coalición más apetecible. Pero ahí empezó la construcción de lo que podríamos llamar el “albertismo”. Su mejor momento lo tiene en las elecciones PASO, que la gana abultadamente. Es un político hábil, que se mueve bien, que sabe y todo esto influye.

BV: ¿Esa fotografía se combina con lo que estamos viendo en el escenario político, donde parece que Cristina no pierde la centralidad y el Presidente viene sufriendo algunos remezones?

EF: Si la decisión de Cristina fue tácticamente correcta, yo completaba diciendo “estratégicamente es cuestionable”. ¿Por qué? Porque en la génesis de ese gobierno hay un conflicto insoslayable.

HC: ¿Vos decís que esta imagen positiva que está cosechando Alberto por encima de Cristina puede ser el origen de esta grieta que se está mostrando cada vez más?

EF: Puede ser. Yo sostengo que en esa fórmula exitosa para ganar elecciones hay un conflicto insoslayable, que es como los conflictos en las obras teatrales: en algún momento se va desarrollar.

DSC: Hay algunos integrantes del gobierno en cargos muy relevantes que uno sabe que son más fieles a Cristina que a Alberto, y hoy ocupan cargos con poder de decisión.

EF: Ahí yo marcaría dos cosas. Una cosa es el conflicto donde el Presidente es la figura moderada, dialoguista y la Vicepresidenta es la figura ideológicamente dura, más sectaria, etc. Ahora, hay otra dimensión que es el sistema de toma de decisiones de este gobierno, que en realidad es un gobierno de coalición, pero es más complejo. Vamos a imaginar la mesa del gobierno: el Presidente Alberto Fernández, la Vicepresidenta Cristina Fernández, Sergio Massa, Máximo Kirchner, los sindicatos, Moyano, los movimientos sociales, los gobernadores y los intendentes.

HC: ¿No es muy grande esa mesa?

EF: Claro. Y en parte esta estructura se replica en los organigramas de algunos ministerios. Ahí yo veo otra cuestión que es el mecanismo de toma de decisiones. A lo cual le tenemos que sumar los tironeos de lo que llamaríamos “las dos tribus”, los dos grupos. Y ahí nos adentramos en cuestiones difíciles. El Presidente vuelve del exterior y dice: “no es bueno que hablemos de presos políticos porque en el exterior la gente no anda con detalles”. En paralelo a eso, la Vicepresidenta hace una conferencia en La Habana, desde donde se dedica a vituperar al FMI. Esto es una muestra de estas disonancias que no solo potencialmente complican al gobierno, sino que también complica mucho la imagen de los que afuera tienen que negociar con un gobierno que da señales tan contradictorias.

HC: Y esto también está teniendo consecuencias sobre la gestión. Una de las medidas que anunció Alberto cuando asumió en el Congreso es la reforma judicial. Y esa reforma está en su génesis, nunca ve la luz, y ahora nos estamos enterando de que el conflicto pasa por el proceso de toma de decisiones: el proyecto que se está haciendo en la Casa Rosada está siendo monitoreado desde el Instituto Patria.

EF: Ese ejemplo, uno podría decir que las disonancias ideológicas y la necesidad de componer un gobierno donde tienen que tener entrada muchos subgrupos, termina bloqueando la toma de decisiones. ¿Qué decimos todos? ¿Cuál es el lugar común? Que si Alberto Fernández pudiera renegociar la deuda de una manera razonable, esa sería la base de su sustento. Ahora, la declaración del Ministro Guzmán -sobre el tratamiento del bono AF20- contiene una frase muy fuerte que dice algo así como “no permitiremos que la sociedad argentina sea rehén del capitalismo financiero internacional, etc”. ¿Esa frase no anticipará una postura muy dura frente a los acreedores? ¿No estaremos dando un paso para forzar un default?

HC: Pero ese escenario que estás planteando, después de lo que hablamos de la gira internacional, no parece estar en línea.

EF: Una cosa es Stiglitz cuando uno lee los libros, y otra cosa es la operacionalización de Stiglitz. Si uno lee el debate mundial sobre desigualdad y sobre capital financiero, se hacen este tipo de críticas en un planteo académico que no tiene el compromiso de generar políticas concretas ni de tener interlocutores en una negociación. Acá me parece que hay una frase que puede ser sumamente interesante. ¿Por qué hacer a una sociedad rehén del capitalismo financiero?

BV: El dato es que hoy en el mundo financiero, tanto a nivel local como afuera, la pregunta que más se escuchaba es quién manda en la Argentina. Porque esa frase tiene olor a Cristina.

EF: Yo creo que esa es la pregunta que era previsible que se hiciera.

FO: ¿Y se adelantó?

EF: Enero no hay que contarlo, diciembre fue levantar las copas y celebrar. Hay un cronograma muy duro por delante, no están los recursos, pero ahora viene lo siguiente, que es muy importante: cuando uno ve la historia del Peronismo, uno se pregunta ¿qué es el Peronismo? Yo creo que hay un programa implícito en todos los peronismos, que es que todos esos gobiernos han contado con la reactivación del mercado interno. El Peronismo es un movimiento que se siente cómodo cuando la gente compra, vende, cambia el auto, se va de vacaciones y arregla su casa. Cuando Cristina dice irónicamente “capitalista era yo, que en mi época se consumía”.

Yo creo que la perspectiva de este gobierno es reactivar el mercado interno. El tema es cómo lo hacen, ¿es factible hacerlo? ¿Pasa por un arreglo con el FMI y los acreedores privados? ¿Pasa por un default? No lo sé. ¿Y por qué digo esto del mercado interno? Porque está claro que tenemos la renegociación de la deuda pero en octubre y noviembre de este año ya vamos a estar pensando en el 2021 y hay que ver cuál va a ser el sustento político de este gobierno. Por ejemplo, nosotros con encuestas, analizamos esto en la época de Macri. Simplemente cruzábamos dos preguntas: una indagaba sobre la situación actual del país y la otra, sobre la situación del país dentro de un año. Había gente que decía “el país está bien y va a estar mejor”, esos eran los macristas duros; había otros que decían “el país está mal y va a estar peor”, esos eran los opositores duros; pero había otra gente que decía “el país está mal pero dentro de un año va a estar mejor”, yo los llamé  “los que le hacen el aguante a Macri”, y eso le permitió ganar las elecciones de 2017 con una política que se podía cuestionar.

FO: ¿Y ahora ves eso también?

EF: El punto es el siguiente, y es paradójico. Los que decían hace cuatro años que el país estaba mal, hablaban de la herencia de Cristina; los que dicen ahora que el país está mal, hablan de una situación mucho más compleja que es la herencia de Macri. Entonces yo no sé cuánta base hay para aguantar. Me queda claro que el Presidente tiene 60 puntos de imagen positiva, pero no me queda claro cuánta base hay para aguantar.

BV: Alberto mira eso pero también está obsesionado con el 48%-41% de la elección, que son siete puntos de diferencia que pueden ir para un lado o para el otro. Y de hecho ya se está hablando de la elección legislativa del año que viene. Y Macri sigue siendo visualizado como el principal referente opositor a este gobierno.

EF: Permitime que te diga que su imagen se está desplomando. Un mes y medio de ausencia de la política argentina es mucho, y es que sus dos apariciones públicas son para hacer responsable a su equipo y para aceptar un cargo en la FIFA. Yo diría que hay una base opositora interesante, pero hay una condición que sigue teniendo la política en Argentina y es que no están definidos los liderazgos en las dos grandes coaliciones.

BV: Pero en el oficialismo está definido el liderazgo. ¿Vamos a negar que haya centralidad y liderazgo de Cristina?

EF: Yo creo que un liderazgo es siempre indiscutido. Y a Cristina la discute la opinión pública. ¿Se puede creer que hoy en el Peronismo hay un solo y nítido liderazgo que es el de Cristina Kirchner? Me parece que es un análisis equivocado. Hay un Presidente con un 60% de imagen positiva, y cuando uno recorre el espectro del Peronismo, cuánta gente no dice públicamente cuánto no la quiere a Cristina. Y agrego: Cristina Kirchner tiene un nivel de rechazo del 45%, tiene más imagen negativa que positiva. Entonces yo considero -y esta es mi hipótesis- que estamos frente a una transición de liderazgos donde los dos políticos que dominaron la política argentina en los últimos diez años están en crisis.

HC: Quiero agregar un nombre. Porque el 2021 está a la vuelta de la esquina y ahí está el nombre de Sergio Massa, que también quiere jugar y sacar partido de su colaboración.

EF: Tiene que trabajar mucho su imagen.

FO: ¿Se terminó la luna de miel de Alberto?

EF: Es probable. Siendo una figura que forma parte de la administración de la política, Alberto Fernández ha demostrado capacidad de liderazgo, de un liderazgo moderado. Les voy a compartir una hipótesis que puede sonar descabellada: no va a ser cosa que Alberto Fernández sea el Adolfo Suárez del Peronismo. Hay algo que me dice intuitivamente que el Peronismo, como principal movimiento político de este país, necesita una renovación de su concepción histórica para mostrar algún programa para el siglo XXI. Cuando uno la ve a Cristina Kirchner emitiendo su mensaje nacionalista revolucionario desde La Habana, uno dice “acá hay algo que atrasa”.

FO: Pero de hecho ganó la elección con ese discurso.

EF: Sí, ganó la elección. Y también tiene un nivel de rechazo más alto que su nivel de aprobación. Vuelvo: ese conflicto de poder se tendrá que dirimir. Hace poco estaba releyendo Las Bases de Juan Bautista Alberdi, allí está el principio del hiperpresidencialismo argentino, lo que Alberdi llama “la República posible”, en la que creo que seguimos. Él cita Bolívar, que decía “en estas naciones antes españolas, debemos tener reyes con el nombre de presidentes”. Quiere decir que con todo su liberalismo económico, su libre cambio y exportación de la cultura europea, Alberdi toma la herencia monárquica española y dice que debemos tener un rey. Creo que eso está en la cultura argentina, tanto en los actores de poder como en la sociedad, la necesidad y la costumbre de un Presidente fuerte.

FO: ¿Los mensajes de Cristina desde Cuba tienen alguna incidencia en el mapa regional?

EF: Cuba a esta altura de la historia es lo que se llamaría un significante, es un símbolo. Estar en Cuba, emitir mensajes desde La Habana, en la época de Trump es un alineamiento tal vez simbólico. Pero es un mensaje muy fuerte y muy inconveniente para algo que es imprescindible que es la imagen de la Argentina. Nos tenemos que preocupar por la imagen que transmitimos porque somos un país en estado de debilidad y dependencia financiera muy grande. Es como una provocación a mi modo de ver, eso veo en la figura de Cristina Kirchner. En ella veo la insistencia en no generar consensos, por eso veo venir el choque de los planetas.

DSC: Cristina habló de lawfare, de la persecución política que sufrió ella, su familia, y lo dijo en Cuba. También hablo de ello Maduro, en un video donde apoya a Julio De Vido, y sostiene que ha sido perseguido por el gobierno de Mauricio Macri.

EF: Por eso los pueblos están huérfanos y protestan. Hay muchas razones para pensar que el neoliberalismo ha hecho desastres con las economías de estos países, no tienen que quedar las sociedades rehenes del capital financiero. Es igualmente insostenible la hipocresía del progresismo. Su hipocresía consiste en no reconocer ninguno de los defectos, ninguno de los horrores y ponérselos todos al otro. Me gustaría citar a una persona, que algunos dicen que es parte del problema, que es Juan Grabois. Él dijo “sí, existió el lawfare, pero también existieron los bolsos de López”. Y los bolsos de López, otra vez, son un significante. Con las denuncias probadas algo va a tener que ocurrir. O toda la declaración del contador de los Kirchner. ¿Cómo se va a resolver eso? Puede ser que haya habido lawfare, pero también existieron los bolsos de López.

BV: Tengo un dato que le va a interesar a Eduardo, a propósito de la difícil convivencia de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Matías Lammens, Ministro de Turismo y Deportes, hace un tiempo empezaba a conformar su gabinete y quería a alguien que sepa de administración. Le pregunta a su amigo Rogelio Frigerio si tenía una persona para recomendarle, y sí, le recomendó una persona, y a Lammens le gustó el perfil de este funcionario. No venía su designación, y logró hablarlo en un viaje con Alberto Fernández, que le dijo “imposible, es de la administración anterior”. Que Cristina Kirchner les pasa el scanner a todos y no se acepta nada que venga del gobierno anterior. Es un dato político fuerte.

EF: Si esa lógica continuara, Alberto sería aquello que dicen sus detractores, un “albertítere”. Me permiten pensar que él no va a querer ese destino, entonces vamos a presenciar un choque de planetas. Las personalidades son muy fuertes, no es Cámpora. Dicho esto, debemos desear también que el Presidente conserve su salud. La ex Presidenta no tiene solo un papel fuerte desde el punto de vista político, sino también institucional en lo que sostiene la Constitución, que es la sucesión.

DSC: ¿Cuándo puede suceder el choque de la coalición? Del ’83 para acá, el único que perdió la elección de medio término fue De La Rúa. Es muy difícil que el año que viene pueda perder el Frente de Todos, salvo que se dé un enfrentamiento que debilite ese poder político.

EF: Sí, puede ser. El Presidente admira al ex Presidente Néstor Kirchner. En 2005, Néstor vio la situación de la Provincia de Buenos Aires y analizó que si iba con Duhalde ganaba con el 60%, pero si iba solo, con el 45%. Privilegió ir solo, y que todo se transforme en su caudal político. Es muy importante cómo se cotiza cada figura, es un dato relevante sus diferencias en imagen. Cristina debe seguir pensando que sola no puede, que la resistencia a su imagen en la sociedad argentina permanece; ella tiene un núcleo duro de seguidores, pero tiene un rechazo importante, lo cual hace que no sea indiscutida. Tiene flancos débiles, y ahí el Presidente debe construir su espacio. Creo que hay un conflicto en ciernes desde el origen, y eso no se ha resuelto. Es un hándicap para un país que ya debería tener liderazgos fuertes para lo que viene.