Eduardo Fidanza en “Desde el llano”, TN

03/02/2020

Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores, participó como invitado del programa “Desde el llano” con la conducción de Joaquín Morales Solá por TN.

 

JMS: Nos acompaña Eduardo Fidanza, vamos a hablar con él de la política en general. ¿Cómo están hoy los principales dirigentes políticos ante la sociedad?

EF: Estamos en una transición de liderazgos. Hay un dato de base que es que tenemos dos fuerzas políticas, pero dentro de estas fuerzas los liderazgos no están nítidos. Venimos de una década dominada por Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Cuando examinamos hoy las valoraciones de los principales dirigentes, estas que dominaron la escena están hoy declinando su imagen. Y están ascendiendo el Presidente Alberto Fernández del lado del gobierno, y Horacio Rodríguez Larreta del lado de la oposición. Y las diferencias empiezan a ser bastante contundentes en cuanto a valoración positiva. Cristina y Macri mantuvieron un paralelismo -con la exacerbación de la grieta- de un rechazo -imagen negativa- del 50% de la sociedad.

La figura de Macri se va diluyendo porque sale de la escena, un mes y pico fuera de escena en la política argentina es bastante. Tiene una aparición controversial, luego acepta un cargo en la FIFA que también es polémico. La ex Presidenta, que juega con elementos distintos al resto, concibe a la política como una guerra, sigue entendiendo que lo que distingue es amigo-enemigo, y parece que está muy enfocada a defender su situación con los argumentos a los que estábamos habituados cuando era Presidenta. Lo que pasa es que su propia creación es Alberto Fernández, que es un político avezado, empieza a hacer su  trayectoria y hoy acumula buenos porcentajes de imagen y de aprobación, entonces es un político que ya tiene entidad propia. Tanto de un lado como del otro existe esta transición de las imágenes, transición de los liderazgos.

JMS: Debe haber alguna condición para que Alberto Fernández siga este camino de diferenciación. ¿Cuál es? ¿La política o la economía?

EF: Hay un programa implícito en el Peronismo que es la reactivación del mercado interno. Vemos después si la economía lo permite, pero esto está en la cabeza y en el programa de todo dirigente peronista que se exprese, y también de dirigentes kirchneristas y no kirchneristas. El Presidente enfrenta el mismo problema que el kirchnerismo le dejó a Macri, que es la fragilidad de la economía, el endeudamiento, falta de dinamismo de las exportaciones. Y la carta que juega Alberto Fernández es la de estabilizar la economía, de atravesar este desfiladero de la deuda en este clima político de mayor comprensión de cuáles son los problemas de fondo, y una voluntad de mostrar que mas allá de las diferencias políticas Argentina es un Estado, y los Estados tienen que cumplir, honrar las deudas. Este consenso básico existe. Esto también es algo que hay que marcar, que son perfiles de liderazgo consensuales -que se ven más en las cámaras legislativas-, y así como en 2016 ocurrió, en este 2020 la actividad legislativa va a conseguir, como está consiguiendo, determinados consensos que la Nación necesita para seguir adelante.

JMS: A mí me sorprendió mucho el contraste entre el Congreso en aquel 2001 aplaudiendo la declaración de default más grande la de la historia, y un Congreso ahora también unido, pero para autorizar al gobierno a renegociar el pago de la deuda.

EF: La clase dirigente argentina no termina de resolver el dilema entre ideología y administración. Ese es el fracaso relativo de la política, porque las ideologías son legítimas, son las orientaciones, ideas, fundamentos que mueven a los actores políticos y sociales. Pero luego está la administración de un país que es mucho más restringida en sus herramientas que el debate ideológico. ¿Qué debe transformar la ideología en administración? La política. Y eso implica que la política no solo es competencia si no también consenso. De manera que en determinado momento la política argentina parece que captara que más allá de la ideología, la responsabilidad es administrar. Ese es el triunfo de la política. Ahora, cuando la ideología no permite administrar, es el fracaso de la política. Posiciones como las de Cristina Kirchner son posiciones que llevan al fracaso de la política.

JMS: ¿Se puede gobernar y tener éxito en un país en donde la mitad de la sociedad odia a la otra mitad de la sociedad? ¿Se puede resolver esta grieta? ¿Se puede resolver con Cristina Kirchner?

EF: Este no es un país donde un 50% odia al otro 50%. Se trata de algo que se conceptualizó hace pocos años que se llama “minorías intensas”. Hay minorías que hoy tienen muchas herramientas en el mundo mediatizado contra otras minorías. El conjunto de la población en este país y en otros países, está enfocado en el progreso económico, conseguir trabajo, educar a los hijos, etc. Esta es la preocupación de la mayoría de la sociedad. Las minorías intensas viven de eso, su pasión es descalificar al otro porque descalificar es una forma de espectaculizar la conducta, y así prende en los medios. No solo en los medios tradicionales sino en las redes sociales: grandes festivales de agresividad, donde además no se pone el cuerpo.

Tiene algo que ver con el psicodrama. Yo escribí algo sobre el psicodrama de la grieta. Es un método terapéutico donde se llega al 80% de agresividad pero permite que la gente salga indemne. Se basa en el teatro, es una gran dramatización de sentimientos que tiene un efecto purificador como las catarsis. Lo que tenemos son minorías intensas que pueden sumar el 40%, pero esta no es una sociedad enfrentada por antagonismos que la atraviesan de manera completa, son fenómenos más focalizados. Esta es una tendencia mundial que atraviesa también la política.

JMS: En Estados Unidos esto está pasando. En Gran Bretaña también.

EF: Para todos los países como Argentina, en circunstancias difíciles, es bueno que el consenso lleve a una mejor administración. Esto nos va a permitir eventualmente progresar. Y eso no quiere decir que no se mantengan las ideologías. A grandes trazos, hay una población que en la última elección ha votado por valores republicanos y hay otro grupo que ha votado en rechazo de una política económica que sintieron que los perjudicó. Eso está vigente: hay Peronismo y hay no-Peronismo.

JMS: Ustedes los sociólogos han soñado toda la vida con los dos polos de centro-derecha y de centro-izquierda, y esto que acabas de decir sobre estas dos figuras de alguna manera están expresando eso. ¿Vos creés que se está conformando un polo de centro-derecha y otro de centro-izquierda?

EF: Yo creo que vamos lentamente a cumplir la hipótesis de Torcuato Di Tella, un sociólogo de gran envergadura en la sociología argentina. Torcuato sostenía que podía haber una evolución del Peronismo hacia una izquierda democrática. Y la derecha, cuando se conforma Cambiemos se transforma en una convergencia que electoralmente es competitiva. Entonces un espacio de centro-derecha llega al poder por elecciones democráticas, lo cual es un antecedente interesante para la política argentina. De hecho, las cosas estás sucediendo de una forma bastante similar a esta descripción, porque hay diferencias programáticas pero también hay coincidencias frente a algunos problemas de la Argentina como el endeudamiento y la crisis económica que son casi indiscutibles.

JMS: La de Juntos por el Cambio es una coalición fundamentalmente de tres partidos -ahora se agregó el Peronismo de Pichetto- ¿vos te los imaginás unidos en estos cuatro años que vienen?

EF: Algún alto dirigente de la coalición hoy opositora me decía “es más difícil mantener la unidad cuando se es oposición”. Es un desafío que ellos tienen, pero es muy importante definir cuál va a ser el liderazgo. Yo creo que la ausencia de Macri -o su presencia avocada a otras cuestiones como es la Fundación de la FIFA- introduce al interior de la oposición un desconcierto que tendrán que ver cómo encaminar. Y por otro lado reitero: hay un liderazgo emergente indiscutible -porque además es un neto ganador electoral- que es Horacio Rodríguez Larreta, muy avocado a la administración de la Ciudad con una relación un tanto conflictiva con el gobierno nacional, pero es una figura emergente que debería ser en el mediano plazo el líder de la oposición.

JMS: Dejame hacerte una última pregunta sobre el tema del aborto. ¿Cómo interpretaste el intercambio entre Alberto Fernández y el Vaticano?

EF: La posición de la Iglesia respecto al aborto es doctrinaria y no cambia. Distinto es lo que hacen los sacerdotes frente a los casos concretos. Es la diferencia entre la doctrina y la pastoral. Eso hay que marcarlo porque muchas veces se hacen interpretaciones muy cargadas de ideología -la Iglesia es una institución religiosa mundial-, entonces su posición no va a variar. Pero la Iglesia Católica convive en muchos países donde el aborto se ha legalizado, de modo que esa convivencia va a continuar.

El otro tema son las posiciones más políticas del Papa, que generan tanta controversia. Este Papa está mirando siempre la cuestión de la pobreza. Hay una tradición en la iglesia latinoamericana que se llama la Opción Preferencial por los Pobres, y Bergoglio viene de ahí. Aparte es un crítico muy férreo del capitalismo. Mientras critica la persecución a líderes políticos, habla de paraísos fiscales y el capital financiero. Este es el Papa. Y no sé si este Papa es prudente -esta pregunta no me la hago yo, se la hace José María Poirier, el Director de Criterio, en La Nación. Yo también me hago esa pregunta. Creo que él va a juzgar al gobierno de Fernández por lo que pueda hacer en relación con la pobreza. Y eso es un punto que creo que tenemos que tener claro.